domingo, 4 de diciembre de 2011

El Carmen de Cieza

“El Carmen de Cieza”

                La Estancia “El Carmen de Cieza” es uno de los más antiguos establecimientos ganaderos del partido de Marcos Paz.
                Corrían los años de la Colonia cuando llegaron a nuestras playas, los Fernández de Cieza se dedicaron, desde el inicio, a la actividad ganadera en una trayectoria que no admitió pausas.
                Encontramos así que, ya en 1822, a don Laureano Fernández de Cieza, hombre de carácter pacifico y tranquilo, era dueño de grandes extensiones en los partidos de Morón y Lobos.
                Don Tomás, su hijo mayor, era de mal genio, autoritario e imponente. Con su gente combatía a los indios en sus estancias del Sur y, como muchos hacendados de la época, tomo partido por Don Juan Manuel de Rosas. El Restaurador vio en él a un servidor de grandes condiciones y le entrego un despacho de Comandante que debía ser respetado donde quiera que el se presentase.
                Don Tomás  fue extendiendo las posesiones de los Fernández de Cieza que llegaron hasta Pilar y en Septiembre de 1849 compró a Don José Santos Correa, un campo en Merlo que tenia 4.000 varas de frente por 9.000 de fondo, núcleo del establecimiento que actualmente pertenece al partido de Marcos Paz.
                La batalla de Caseros, librada el 3 de febrero de 1852 termino con la hegemonía Rosista y Don Tomás, uno de los derrotados, tuvo que huir y llegó a su estancia cansado y enloquecido de calor. Cuenta la tradición familiar que se tumbó en un catre de campaña y se quedo dormido, oportunidad que aprovechó uno de sus asistentes para sujetarlo al mismo y prenderle fuego. Tremenda muerte para quien en vida había sido, evidentemente violento y tal vez cruel.
                Muchos fueron sus hijos, pero los que más tienen que ver con este relato fueron Don Luis y Doña Pastora. De 1860 a 1893 Luis Fernández de Cieza continuo extendiendo su campo con sucesivas compras hechas a José León Córdoba y a Don León Regibaud.
                En condominio con su hermana soltera Pastora, Luis había heredado los campos que la familia poseía en ésta zona y así vemos que en Octubre de 1879 solicita al entonces “Presidente de la Municipalidad de Merlo” la delineación para poder alambrar su campo y el amojonamiento a que debía sujetarse el casco. Finalmente la zona fue adjudicada al Partido de Marcos Paz.
                Nace así ya definitivamente “el Carmen de Cieza” con su rosada y típica arquitectura colonial, su mirador que se alzaba como atento vigía y desde el que se dominaba todo movimiento que ocurriese en la Estancia. Alambrados, corrales, puestos e innumerables majadas fueron dando características propias al establecimiento que, en su extremo más lejano, lindaba con los campos de Irigoyen y Saavedra, zona donde hoy se encuentra el dique de el Río Reconquista.
                En condominio con su hermana soltera Pastora, Luis había heredado los campos que la familia poseía en ésta zona y así vemos que en Octubre de 1879 solicita al entonces “Presidente de la Municipalidad de Merlo” la delineación para poder alambrar su campo y el amojonamiento a que debía sujetarse el casco. Finalmente la zona fue adjudicada al Partido de Marcos Paz.
                Nace así ya definitivamente “el Carmen de Cieza” con su rosada y típica arquitectura colonial, su mirador que se alzaba como atento vigía y desde el que se dominaba todo movimiento que ocurriese en la Estancia. Alambrados, corrales, puestos e innumerables majadas fueron dando características propias al establecimiento que, en su extremo más lejano, lindaba con los campos de Irigoyen y Saavedra, zona donde hoy se encuentra el dique de el Río Reconquista.
                Don Luis era sumamente apuesto, de tez cetrina y ojos pardos. Generoso, hospitalario, bromista y cordial, era muy querido tanto por sus amigos como por sus puesteros y peones con quienes nos desdeñaba jugar por las noches al “chaquette”, confianza de la que nunca abusaron aquellos que sentían por el un invariable respeto. Entre sus amigos de entonces recordamos al General Bosch, a Don Juan Grand, al Doctor Falótico, al Señor Meyer, Familia Luoni, Enrique Alvarez, el Cabañero Brunkhorst, ect.
                Don Luis pocas veces usó botas o poncho. Vestía pantalón ajustado y chaqueta de brin blanco o lustrina negra, con cotilla. Con las manos juntas, atrás de la espalda, gustaba caminar por la larga calle de moras que conducía al galpón, seguido por siete perros, a uno de los que bautizo con el nombre de Meyer, por haberle sido regalado por ése su gran amigo. Una volanta tirada por briosa yunta lo conducía al pueblo, al que muchas veces solo podía llegar cortando alambres y a través de campos vecinos, ya que los caminos eran intransitables durante muchos meses.
                Recién a los 45 años decidió Don Luis poner fin a su soltería y eligió como mujer a una niña de solo 16 años, Doña Josefina Acosta y Rodríguez, emparentada con familias de Marcos Paz y que descendía de la patricia familia de los Rodríguez (Fray Cayetano), cuyos antepasados también poseyeron campos en la zona de San Pedro de los Arrecifes.
                A pesar de la diferencia de edades el matrimonio fue excepcionalmente feliz Doña Josefina aporto su señoría, inteligencia y sentido común a la empresa de su cónyuge.
                Alfalfares y montes de frutales que eran la delicia de los chicos de la zona fueron surgiendo en los potreros. En las  épocas de cosecha todos eran invitados a llevarse alguna bolsa y dicen que era interminable la hilera de muchachos que, en su caballito, llevaban su carga de duraznos, ciruelas y alguna sandia.
Era importante el tiempo de la yerra y el de la esquila. Mientras duraba esta segunda tarea, el galpón se poblada de voces e idiomas extraños. Cuadrillas de trabajadores venidos desde muy lejos (los hubo hasta calabreses) ayudaban en el trabajo, en medio de las infaltables reyertas a que eran afectos aquellos meridionales que mas de una vez sacaban a relucir sus centellantes cuchillos.
                Entre tanto habían nacido los dos hijos del matrimonio Fernández de Cieza – Acosta. Luis y Margarita fueron sus nombres y la educación de ambos se llevó a la familia a pasar largos meses en Buenos Aires visto el fracaso de algunos profesores llevados a la estancia que les impartieron además de la enseñanza primaria la de dibujo, pintura , francés y piano. Recordamos aquí, de paso, que Don Luis Fernández de Cieza (padre) fue el primer presidente del consejo de educación de Marcos Paz.
                En la calle Piedad 2020 (hoy Mitre) el 4 de agosto de 1896, se apago la existencia de Don Luis, Pacifica y modestamente, como le había gustado vivir.
                Su joven viuda enfrento la difícil tarea de administrar los bienes y guiar a sus dos hijos aun pequeños. Llego la adolescencia y con esa época etapas de brillo para la vieja Estancia, donde con asados y cuadreras se festejaban los cumpleaños de Luis y Margarita. Cuando aquel tuvo 20años, doña Josefina dividió el campo reservando para el hijo varón el casco de la Estancia “El Carmen” y haciendo construir para si una casa en el fondo del campo a la que llamo “La Josefina
                Margarita casó muy joven con un abogado, Carlos Aguilar, quien entregado a su profesión, a la enseñanza y a la función publica,  prefirió arrendar el campo propio de su mujer. No obstante se reservaron una pequeña fracción y, como en esa parte no había vivienda, proyectaron una nueva casa en forma de chalet normando que tomo el nombre de “La Margarita” de Aguilar.
                Infortunamente, en forma paralela el viejo “Carmen” había sufrido las consecuencias de la inexperiencia de su joven dueño. Luis Fernández de Cieza (h), no pudo mantener lo que su padre con tanto cariño y prudencia había manejado y un remate hizo pasar el histórico casco y los campos circulantes a manos de la familia Magnasco. Los cinco hijos varones de Luis, Luis Francisco, Roberto, Jorge del Carmen, Ricardo Luis (casado con Nylda Bagliotto, perteneciente a una familia de Marcos Paz) y Marcelo Hernán, Tuvieron que abandonar la querida Estancia Vieja que había sido testigo de sus correrías juveniles, en busca de un porvenir que ya para siempre iba a apartarse del campo de sus mayores.
                “La Margarita” de Aguilar quedó entonces como sucesora del “Carmen” . Margarita Fernández de Cieza y Carlos Aguilar tuvieron dos hijas; Graciela y Dolly y un varón Jorge que, a pesar de su profesión de abogado y de su desempeño como ejecutivo una importante empresa, demostró tempranamente una autentica vocación por el campo. Con el entusiasmo apoyo de su padre comenzó en etapas sucesivas a desarrendar el campo (por entonces sujeto a leyes de arrendamiento que obligaron a indemnizar cuantiosamente a quienes las ocupaban). Lentamente, potrero a potrero, se fue recuperando la posesión, y haciéndola holando-argentina hizo su primera aparición en la Estancia. La calidad de los holando fue seleccionándose con el paso de los años y el mejoramiento del pedigree se convirtió en una apasionante tarea para Jorge Aguilar. Este había casado con Cora Foster Tezanos Pinto y de ese matrimonio nacieron diez hijos muchos de los cuales, ya casados, tienen a su vez numerosa descendencia. Todos eligieron profesiones no relacionadas con el campo, pero participan del interés por la marcha de los holando, que han conquistado numerosos premios hasta alcanzar máximos galardones en la Exposición de Palermo del 78 (Campeón Junior) y en la reciente del 79 (Reservado de Gran Campeón).
                Ultimamente la menor de los Aguilar Fernández de Cieza, Dolly, refaccionó para su uso un antiquísimo puesto y volvió a denominar a esa fracción “ El Carmen” en recuerdo de la antigua estancia cuyo edificio central había caído bajo la picota de sus adquirentes.
Así, en medio de las dificultades y problemas vividos por el país en estos últimos cuarenta años, la familia ha seguido aferrada al predio de Marcos Paz y es de esperar que, con la ayuda de Dios, las generaciones más jóvenes continúen demostrando que ese campo que lleva ya mas de cinco generaciones en la familia, debe seguir perteneciendo a ella y continuar su sostenida marcha de ascendente progreso, que es progreso también para el partido de marcos Paz.

(El presente artículo fue publicado por el diario La Estrella de Marcos Paz)

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